Cuando voy por la calle empinada, me agacho para recojer jacarandás que de su árbol han caído por madurar y saco más de 4, me las guardo en el más grande bolsillo y de a una voy sacando mientras sigo caminando, subiendo la calle empinada.
Cuando saco una con mi mano izquierda, la agarro con mi pulgar y mis otros cuatro dedos hacen fuerza para abrirla, y cuando así está me pongo a ver la fila de semillas que están puestas en la cáscara abierta, y las saco todas de una vez con mi mano derecha, para guardarlas en el otro bolsillo grande de mi chalequito.
Prosigo, y saco la otra jacarandá que sube conmigo la empinada calle, pero ésta yace en mi bolsillo, y ahora está en mi mano para ser abierta y sacar su contenido de semillas y no sé qué hacer con ellas.
Pero me entretiene abirlas y vaciarlas porque me olvido lo empinada que es mi calle y ni cuenta me doy cuando estoy sacando mis llaves , para abrir el portón de mi casa y no una jacarandá.
O simplemente tocar el timbre 4 veces y esperar que me abran, mientras que mi mano derecha dentro del bolsillo grande de mi chalequito blanco, está revolviendo las trescientas semillas de jacarandás que saqué. Y ahí se qedan por semanas, hasta que un día me acuerdo y las saco, para pegarlas en algún regalo entretenido para un ser querido.
matching comforter and curtains
Hace 2 años
1 comentario:
me gustó como se desarrolló el trayecto.
:) saludos valeria, te gustó la muñeca? =P
Publicar un comentario