HELARTE DE AMAR:

Congelación del último momento vivido petrificado en una fotografía.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Cuando voy por la calle empinada, me agacho para recojer jacarandás que de su árbol han caído por madurar y saco más de 4, me las guardo en el más grande bolsillo y de a una voy sacando mientras sigo caminando, subiendo la calle empinada.

Cuando saco una con mi mano izquierda, la agarro con mi pulgar y mis otros cuatro dedos hacen fuerza para abrirla, y cuando así está me pongo a ver la fila de semillas que están puestas en la cáscara abierta, y las saco todas de una vez con mi mano derecha, para guardarlas en el otro bolsillo grande de mi chalequito.

Prosigo, y saco la otra jacarandá que sube conmigo la empinada calle, pero ésta yace en mi bolsillo, y ahora está en mi mano para ser abierta y sacar su contenido de semillas y no sé qué hacer con ellas.

Pero me entretiene abirlas y vaciarlas porque me olvido lo empinada que es mi calle y ni cuenta me doy cuando estoy sacando mis llaves , para abrir el portón de mi casa y no una jacarandá.
O simplemente tocar el timbre 4 veces y esperar que me abran, mientras que mi mano derecha dentro del bolsillo grande de mi chalequito blanco, está revolviendo las trescientas semillas de jacarandás que saqué. Y ahí se qedan por semanas, hasta que un día me acuerdo y las saco, para pegarlas en algún regalo entretenido para un ser querido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gustó como se desarrolló el trayecto.
:) saludos valeria, te gustó la muñeca? =P

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