No tengo qué mirar, miro al resplandorque ciega mi párpado.
Indiferente al abismo tres veces con piés de rodillas y sobre de sal.
Manda la carta a la dirección equivocada, no llega nada y hay desepcion en las caras.
Pies de rodillas sentadas sobre la silla. Cara rodeada de rosado en las mejillas, pupilas extendidas, dilatadas y el lagrimal seco.
Un polerón suelto colgado en el filo de la madera, era una astilla amarilla seca y cortaba la huella digital.
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Hace 2 años
1 comentario:
querida niña serrana:
me he cambiado la direccion de mi blog, para que la cambies :).
yo me arrodillo en una silla, pero con el lagrimal humedo.
besos.
bernardita.
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